La clave de la diferencia entre actitud y aptitud profesional

Actitud y aptitud profesional, o para el empleo. Suenan muy parecido pero representan conceptos muy diferentes. Empecemos por lo que tienen en común, que no es sólo la fonética: ambos son imprescindibles para la búsqueda de empleo. Si sabemos complementarlos, el éxito está asegurado.
¿Qué es la aptitud profesional? Se define como la habilidad, generalmente innata, que tenemos para desempeñar alguna tarea. Por ejemplo, podemos tener aptitudes para las manualidades, con lo que, a priori, encajaremos muy bien en posiciones que requieran trabajo manual y/o diseño creativo. Hablando en plata, la aptitud se identifica con la facilidad que tenemos para hacer algo.
¿Qué es la actitud profesional? Se refiere a cómo actuamos y/o reaccionamos ante ciertas situaciones. Es un aspecto que se valora cada vez más en la búsqueda de empleo. No sirve de nada que se nos dé bien hacer algo (aptitud) si a la hora de la verdad no nos esforzamos por aspectos como cumplir los plazos, agradar al cliente o reaccionar de forma positiva ante imprevistos poco deseados. Esto es, la actitud.
Está claro que ambas son importantes, pero es cierto que, como hemos dicho anteriormente, la actitud con la que afrontamos los nuevos retos y los posibles problemas definirá nuestra vida laboral en muchos sentidos. Por eso es importante cultivar y entrenar esta faceta. ¿Cómo? Aunque parezca increíble, es posible hacerlo en el día a día con pequeños gestos. Cada vez que por nuestra cabeza se cruce un “no puedo” hay que contrarrestarlo con un “sí, claro que puedo”.
Mantener una actitud fuerte y valiente en todos los ámbitos de nuestra vida nos hará crecer personal y profesionalmente.
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